Aprovechando que un servidor ya disfruta de unas merecidas vacaciones, hemos pasado unos días en las Rías Baixas. El pasado viernes fuimos a comer a un restaurante que descubrimos en internet y del que hablaban maravillas, el "Restaurante Faro Punta Cabalo", en la Illa de Arousa. Lo primero que hay que tener en cuenta es que no es nada fácil llegar y no hay ni un solo cartel o indicación que nos guíe. Una vez llegados al paseo del puerto de O Xufre, giramos a la izquierda y de ahí todo recto hasta que la carretera se acaba y se convierte en un camino de tierra, y una vez ahí seguimos hacia el mar hasta que ya veamos el faro. Estas complicaciones son buenas pues solo los que lo conocen saben llegar y así no es complicado encontrar mesa. Este es un pequeño secreto que compartimos con todos los fieles lectores.
El restaurante, como su nombre indica, está en un faro que le da su nombre. Las vistas son espectaculares y la terraza es digna de disfrutar junto con los platos que pidamos. Como cabe esperar, las especialidades son los productos del mar, todo muy fresco y del día. Con esto, la elección se hizo fácil, éramos 5 personas para comer y decidimos pedir varias raciones para compartir: navajas a la plancha, almejas a la marinera, berberechos, mejillones rebozados, pulpo y zamburiñas.
Todo exquisito, las navajas eran enormes, y las almejas, berberechos y zamburiñas también eran de un gran tamaño, el pulpo lo preparan al estilo propio y está muy bueno (así variamos del pulpo a feira), y los mejillones, curiosamente, venían rebozados sin las conchas. Las raciones de tamaño correcto. Lo dicho, todo muy rico, se notaba perfectamente que era marisco fresco. Todo acompañado de unas botellas de albariño "Paco & Lola" bien frío. No pudimos resistirnos a pedir postre, destacando la tarta de queso y membrillo, unos buenos trozos de los que se podía apreciar que eran caseros y que, a juicio de los que la probaron, estaba buenísima. Yo me decanté por el flan de queso, también casero y que como no podía ser de otra manera, estaba buenísimo.
Después cafés y chupitos y a continuar disfrutando de la soleada terraza, pegados totalmente al mar, con las bateas y la brisa marina acompañándonos a la mesa. El precio bastante bien, poco más de 30€ por persona, teniendo en cuenta que pedimos 3 botellas de vino no me parece nada caro.
La atención, por supuesto, muy buena y amable. Les preguntamos por curiosidad si abrían solo en verano y soprendentemente nos dijeron que abren todo el año. En el interior del faro tienen montado el restaurante con una decoración y diseño muy cuidado y acogedor, limitado como es lógico por el pequeño tamaño del faro en si. La nota negativa se la llevan los servicios. El faro no tiene y han montado en el exterior unos servicios portátiles de los típicos de las ferias, que han tapado por fuera para no hacer feo pero que siguen siendo lo que son, lo que se hace bastante incómodo.
Os animo a que si estáis por la zona os aventuréis a buscar este faro y seguro que no os decepciona. Un saludo a todos.
1 comentario:
son encantadores toda la familia, y si os gusta bucear, el padre (que es el que cocina y montó el invento) es buceador y os enseñará con gusto sus fotografias submarinas y si quereis bucear os lo monta también
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